Vistas de página en total

viernes, 15 de junio de 2012

Los cuerpos (y las mentes)


Los cuerpos (y las mentes)

Llega el verano, y supuestamente llega el calor. Tarde o temprano acabará por llegar, y con él, ese momento tan traumático que paso cada año, quitarme la ropa de invierno.

El cuerpo… Ese recipiente que nos toca en suerte, y que la mayoría de los mortales querríamos, de uno u otro modo, modificar. Esa carta de presentación tan injusta que nos vemos obligados a cuidar y mimar porque es y será nuestro compañero inseparable en el viaje que supone la vida.

Los cuerpos se escapan a nuestra elección, vienen dados por factores genéticos, y aunque es cierto que podemos cambiarlo, hay cosas de él que son totalmente ajenas a nuestra voluntad.

Nuestra sociedad nos dice como son los bonitos, pero no nos dice que los que no son bonitos, son igual de útiles. No nos enseña a apreciar el cuerpo como lo que es, un recipiente de las almas. Nos enseñan a desvirtuar el contenido y a valorar el contenedor.

Mi lucha diaria contra mi cuerpo me ha enseñado que todos, todos, tenemos uno, que todos ellos son en mayor o menor medida iguales, que todos ellos cumplen de una u otra manera su objetivo en la vida. He decidido no avergonzarme más del recipiente, aunque siga pensando que no me gustaría encontrarme con mucha gente en la playa… que quisiera una sola para mi y los míos.  Voy a luchar por disfrutar de mi cuerpo, porque sin él mi alma no podría expresarse de múltiples maneras. No me voy a juzgar más, solo me voy a querer como soy.

Este invierno descubrí que mi cuerpo puede hacer cosas que  pensaba que nunca lograría hacer. Me di cuenta de que quizá, durante  muchos años mi peor enemiga fui yo misma. Voy a explotar este cuerpo que mis padres me dieron para poder enriquecerme, disfrutar, compartir, vivir en armonía con la naturaleza, desestresarme, estresarme (por que no!!) enfadarme, reconciliarme, divertirme, caerme y levantarme…
Porque todo ello es la vida, y sin un cuerpo que te acompañe, no puedes hacer el camino.