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viernes, 15 de junio de 2012

Los cuerpos (y las mentes)


Los cuerpos (y las mentes)

Llega el verano, y supuestamente llega el calor. Tarde o temprano acabará por llegar, y con él, ese momento tan traumático que paso cada año, quitarme la ropa de invierno.

El cuerpo… Ese recipiente que nos toca en suerte, y que la mayoría de los mortales querríamos, de uno u otro modo, modificar. Esa carta de presentación tan injusta que nos vemos obligados a cuidar y mimar porque es y será nuestro compañero inseparable en el viaje que supone la vida.

Los cuerpos se escapan a nuestra elección, vienen dados por factores genéticos, y aunque es cierto que podemos cambiarlo, hay cosas de él que son totalmente ajenas a nuestra voluntad.

Nuestra sociedad nos dice como son los bonitos, pero no nos dice que los que no son bonitos, son igual de útiles. No nos enseña a apreciar el cuerpo como lo que es, un recipiente de las almas. Nos enseñan a desvirtuar el contenido y a valorar el contenedor.

Mi lucha diaria contra mi cuerpo me ha enseñado que todos, todos, tenemos uno, que todos ellos son en mayor o menor medida iguales, que todos ellos cumplen de una u otra manera su objetivo en la vida. He decidido no avergonzarme más del recipiente, aunque siga pensando que no me gustaría encontrarme con mucha gente en la playa… que quisiera una sola para mi y los míos.  Voy a luchar por disfrutar de mi cuerpo, porque sin él mi alma no podría expresarse de múltiples maneras. No me voy a juzgar más, solo me voy a querer como soy.

Este invierno descubrí que mi cuerpo puede hacer cosas que  pensaba que nunca lograría hacer. Me di cuenta de que quizá, durante  muchos años mi peor enemiga fui yo misma. Voy a explotar este cuerpo que mis padres me dieron para poder enriquecerme, disfrutar, compartir, vivir en armonía con la naturaleza, desestresarme, estresarme (por que no!!) enfadarme, reconciliarme, divertirme, caerme y levantarme…
Porque todo ello es la vida, y sin un cuerpo que te acompañe, no puedes hacer el camino.

viernes, 11 de mayo de 2012

REFLEXION


No soy yo persona de demasiadas retrospectivas, pero últimamente esta cabecita mía me lleva a una contínua reflexión. No se hasta que punto es bueno tanto pensar, pero creo que es consecuencia de la fecha que se acerca.
En 13 días estaré de cumpleaños. Cumpliré 37 primaveras, y nunca mejor dicho, ya que soy niña de mayo. Esto de crecer siempre me pareció de lo más atractivo y me lo sigue pareciendo. Procuro quedarme con lo bueno que me pasa, y mi cerebro tiene una capacidad asombrosa de desechar aquello que me hizo daño. En muchas ocasiones esto no es nada bueno, ya que hay situaciones que tienden a repetirse y parece que no hacen el suficiente cayo como para evitarlas de por vida.
Cuando tenía 14 o 15 años, y hablaba con mis amigos/as e imaginábamos nuestra vida futura (madre mía, en el 2000 tendré 25 años!! Seré madre, estaré casada) nunca llegué a pensar que a mis casi 37 seguiría viviendo con mi madre, que mi padre nos habría abandonado hace ya tres años, que mi situación sentimental no sería la apropiada para una maternidad y que la laboral estaría tan llena de incertidumbres. Pese a todo, tampoco pensaba que podría estar tan bien como creo que estoy.
Cada día de mi vida este último año, me acosté con una sonrisa producida en algún momento del día. Aprendí que no puedo cargar con las consecuencias de las vidas ajenas. Superé mi miedo al trabajo, mis inseguridades respecto a mi profesionalidad. Conocí gente que me ayudó mucho en el camino y me seguirá ayudando. Me reconcilié con la vida social, busqué mi espacio y mi tiempo y creo que ahora soy más YO que nunca.
Echo de menos un poco de estabilidad laboral, una residencia fija, un trabajo fijo… pero eso en el fondo, es algo trivial. Trabajo voy teniendo, disfruto de él, conozco gente muy maja en mi trayecto escolar, aprendo de cada sitio algo nuevo… La receptividad es un estado de gracia! No puedo decir más.
Me enfrento a los 37 con ganas. Voy a celebrarlos, que hace muchos años que no lo hago. Lo celebraré con la gente de siempre, con la familia, con la gente nueva… La vida hay que celebrarla!
Ya buscaremos un huequecito para poder quedar con todos, ya sea por aquí o por allá, y celebrar que nos conocemos, que de una u otra manera nos queremos y que tenemos la intención de mantener ese vínculo un año más (como mínimo)

lunes, 9 de abril de 2012

LA ACEPTACIÓN

Después de algún tiempo de reflexión puedo decir que la aceptación es el pilar de la vida. Pero muchas veces esta palabra la confundimos con resignación, y no son sinónimas, ni siquiera se parecen desde lejos.


Aceptar para mi significa reflexionar sobre las circunstancias que te rodean, y ante ellas, tomar las decisiones oportunas. Entre esas decisiones está la resignación, pero no entra dentro de mi vocabulario.


Para poder querer tienes que aceptar lo que eres, con todas tus características (no me gusta hablar de defectos y virtudes) y solo así, podrás dar lo mejor de ti y recibir lo mejor de los demás. Tienes que aceptar a lo que te rodea y decidir si te quedas o no con ello.


Acepta las circunstancias de los demás, y acepta también la repercusión que éstas pueden tener en las tuyas, y decide… decide si te dejas llevar


Un gran paso para mi fue aceptar que no vas a comer más a la mesa, pero no me resigno a perderte

miércoles, 28 de marzo de 2012

Una tarde estaba en la estación con Gerard. Él se fue a comprar el billete y yo me quedé de cháchara por el movil con un colega (ya sabes papá, que no callo ni debajo del agua) Esa persona me preguntó que qué hacía y le conté que estaba en la estación despidiendo a Gerard. Me dijo
-hoooo, que romántico...
Y yo le contesté
-Huy, si... no veas, voy a llorar y todo.
-No me extrañaría nada (añadió en menos que canta un gallo)


Hoy recuerdo esa conversación porque estoy en Redondela. Este sitio para mi era solo una estación de tren. Muchos se marcharon delante de mis narices, y muchas lágrimas derramé en esa estación viendo como te marchabas. Tiempo después era yo la que cogía el tren, y se cambiaban las tornas.
Ahora ya no hay trenes románticos, trenes que pongan los pelos de punta,  esos trenes que presagiaban una larga temporada sin tu presencia física...  Ahora ya nunca más te vas a marchar.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Ya ni me acordaba...

Ya ni me acordaba de que una vez me había decidido a escribir un blog. Ya ni me acordaba el porqué de este blog, y ni me acordaba de aquellos momentos. Creo que es hora de volver a escribir. 
Que haya dejado atrás aquel estado de ánimo no quiere decir que no me acuerde cada día de ti, porque lo hago, pero los recuerdos que vienen a mi mente son agradables, sacan de mi una sonrisa y me hacen volver a ser yo misma.
Tengo mucho de ti, de tu forma de hablar, de tu forma de pensar. Podemos decir que soy digna hija de mi padre. 
Te contaría todo lo que me pasó en este tiempo, pero ya lo sabes. Lo más importante es que he vuelto a disfrutar de mi trabajo.
Llegar a ese colegio fue una bocanada de aire fresco. Allí encontré personas maravillosas que me hicieron confiar de nuevo en mi y en mi capacidad de trabajo, que confiaron en mi criterio y que entraron en mi vida más allá del claustro de profesores. Te encantarían, son fenomenales. Las conversaciones con ellos son siempre enriquecedoras, así sea simplemente para hablar de lo mucho que puede sufrir un vestido en según que cuerpo (jajá jajá, no preguntes…)
Tengo amigos nuevos papi, llegaron en el momento justo y en el sitio adecuado, y me hicieron volver a recordar que desde aquí te contaba mis cosas

viernes, 25 de febrero de 2011

Barcelona

Barcelona es un sitio muy especial para mi. En él albergo muchos recuerdos. Hace muchos años fui víctima de un accidente de tráfico y la gravedad de mis lesiones me llevó a operarme a Barcelona. El motivo de escoger Barcelona fue que mi padre trabajaba allí. Era marino y el puerto de esta ciudad era su base.
Con él conocí toda la ciudad, me enseñó muchos rincones que visito cada vez que voy con mucho cariño, como la catedral y su claustro y algún que otro restaurante donde mi papá, gran comedor, me llevó a comer.
Después del accidente, muchos años después, decidí irme a estudiar para allá. Conocí a mucha gente interesante y  agradable, disfruté de la magia de la ciudad, tuve la suerte de ver a mi padre cuando toda mi familia no lo podía disfrutar de su compañía...
Barcelona sigue siendo un sitio donde me encuentro cerca de mi padre.