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miércoles, 28 de marzo de 2012

Una tarde estaba en la estación con Gerard. Él se fue a comprar el billete y yo me quedé de cháchara por el movil con un colega (ya sabes papá, que no callo ni debajo del agua) Esa persona me preguntó que qué hacía y le conté que estaba en la estación despidiendo a Gerard. Me dijo
-hoooo, que romántico...
Y yo le contesté
-Huy, si... no veas, voy a llorar y todo.
-No me extrañaría nada (añadió en menos que canta un gallo)


Hoy recuerdo esa conversación porque estoy en Redondela. Este sitio para mi era solo una estación de tren. Muchos se marcharon delante de mis narices, y muchas lágrimas derramé en esa estación viendo como te marchabas. Tiempo después era yo la que cogía el tren, y se cambiaban las tornas.
Ahora ya no hay trenes románticos, trenes que pongan los pelos de punta,  esos trenes que presagiaban una larga temporada sin tu presencia física...  Ahora ya nunca más te vas a marchar.

1 comentario:

  1. " Hay días que parece que nunca se va apagar el sol y otros son más tristes que una despedida en la estación.." Fito y los fitipaldis.

    Solo se marchan al olvido aquellos que nunca recordamos.

    Besos

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